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sábado, 26 de marzo de 2011

La nueva guerra


Por supuesto las películas son ficción, pero muchas de ellas no distan de la realidad. Uno de esos casos sería Jungla de Cristal 4, cuyo argumento se basa en una guerra cibernética.
Estamos en un punto de la humanidad, en el que todo depende de la tecnología. Nos encontramos en una sociedad que nos convierte por completo en marionetas, cuyos actos siempre has sido promovidos no por nosotros, sino por el poder. Cuando hablamos de poder, nos viene a la mente la imagen de los gobiernos de cada uno de los países del mundo, pero el problema es que ellos mismos son marionetas de los avances tecnológicos.
No solo ha evolucionado los hábitos de vida, sino también los hábitos en una guerra. En la antigüedad luchaban hombres con hombres, cuerpo a cuerpo; después aparecen las armas que permiten menos contacto con el enemigo; y nos encontramos en la actualidad donde no se necesita ya ningún tipo de contacto, sólo manejar un ordenador.
En esta película se observa muy bien como toda la humanidad depende de las nuevas tecnologías y que estamos a expensas de cualquier fallo o intrusión que pueda producirse. Todo ello conlleva a mencionar la "ciberguerra". Se podría definir como aquella guerra que no es de bombas y balas, sino de información, comunicaciones, algoritmos y bytes. Es la nueva forma de invasión que se ha originado en el mundo desarrollado.
El proceso comenzaría introduciéndose en las principales administraciones para a través de ellas ir penetrando en los distintos servicios de un país y llegar al Caos Total, un atentado en tres fases contra toda la infraestructura nacional.
Primero se desestabiliza el sistema de trasportes. Uno de los sistemas vitales en una nación, pues todo se mueve por coches, barcos, aviones...Limita la capacidad para poder ir a trabajar, y por tanto, las empresas pierden a sus trabajadores y no hay nadie quién controle la estructura.
Segundo se destruye el sistema de finanzas y telecomunicaciones. La gente piensa que les están robando el dinero, y ahí empieza la histeria, los países se recriminan unos a los otros y las telecomunicaciones no son de ayuda para resolver el malentendido.
Tercero, se eliminan los servicios vitales: agua, luz, casa... Sin todos esos servicios, es imposible que una sociedad siga desarrollando sus actividades.
Es decir, se trata de un atentado contra todos aquellos servicios que funcionan por ordenadores, que hoy en día son casi todos. Por otro lado las televisiones son imprescindibles, pues si fallan las telecomunicaciones y la prensa por un inexistente servicio de transportes, nuestra única fuente de información sería la televisión. Sin embargo, los nuevos desarrollos permiten ver el televisor por satélite, por lo que también estaría controlado por el posible atentado.
Lo que se pretende es instar la histeria en las calles, en las ciudades, en un país entero. Transmitir esa histeria a los demás países y causar un enfrentamiento ficticio entre ellos para mantenerlos ocupados, mientras otros siguen eliminando los servicios.
Una sociedad se caracteriza por no estar inmersa en el caos y que unas fuerzas militares protejan el país, sin embargo en una ciberguerra da igual la fuerza militar de la que dispongamos. No tendremos a quién reclamar o pedir ayuda y nos encontraremos solos y desamparados. Todo lo que habremos luchado por la solidaridad y el progreso, desaparecerá y nos encontraremos de nuevo en un mundo "sin leyes".





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