Tratamos en el apartado de "Cine y Tecnología" la cuestión sobre la ciberguerra. Pues bien, en "Redes sociales" también se debería hablar del ciberbuying. Este término se refiere al uso de los medios telemáticos (Internet, telefonía móvil y videojuegos online) para ejercer el acoso psicológico entre iguales. No se trata aquí el acoso o abuso de índole estrictamente sexual ni los casos en los que las personas adultas intervienen.
El acoso escolar lo ha habido desde siempre, de una forma o de otra. En la actualidad, esta cuestión se complica si cabe aún más, pues las nuevas tecnologías, concretamente las redes sociales, contribuyen a una mayor difusión de la misma.
Nos encontramos en una sociedad en la que se requiere cada vez más la participación de los niños en el mundo tecnológico, y cada vez más pequeños, creyendo que eso será beneficioso para su aprendizaje. Por supuesto que las tecnologías deben estar al alcance de una edad más o menos responsable y que conozcan las metodologías que en un futuro deberán usar sin ninguna excusa. El problema radica en cómo ese uso es beneficioso o dañino para el niño, y qué límites son capaces de poner los padres en ese uso.
En las redes sociales nos encontramos jóvenes que ni siquiera tienen la edad permitida para poder tener una cuenta en ellas. Sin embargo basta con poner la edad permitida, sin saber realmente si el niño cumple o no con las reglas. En esas redes, el niño cuenta con unas libertades que no cuenta en el mundo real. Es un espacio de total libertad para el individuo, que ni siquiera debe rendir cuentas al poder acceder desde una cuenta falsa.
El ciberbullying se puede manifestar de muchas formas en internet: colgar una imagen comprometida; crear un perfil o espacio falso en nombre de la víctima; dejar comentarios ofensivos en foros o participar agresivamente en chats haciéndose pasar por la víctima... Estos son algúnos ejemplos de como se produciría el acoso escolar a través de las redes sociales.
Creo que uno de los principales miedos de un padre o una madre es un posible acoso escolar hacia su hijo. Ahora ese miedo se multiplica, pues el niño no está a salvo ni en su propia casa. El temor por el ciberbullying radica en que el acoso no es físico sino psicológico. No hace falta el contacto directo con la víctima, basta con acosarle desde la distancia, desde un SMS, desde un correo...
La pregunta que deberíamos todos hacernos es si en la actualidad la educación y los valores van por el camino correcto o deberían examinarse.
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